Mi primer consumo mediático

Mi primer consumo mediático.                      

La verdad que no tengo en mi memoria, una primera vez en concreto. En mi familia somos dos hermanos y al ser yo el pequeño, resulta que la televisión o el ordenador ya formaban parte de mi vida sin que yo sea consciente de ello. 

Recuerdo que después del colegio, todos los días llegábamos a casa  y mi hermana encendía la televisión para ver su programa favorito que se llamaba "Chiquititas". Era una serie destinada exclusivamente para mujeres que contaba la historia y aventuras de unas niñas huérfanas en el orfanato donde las cuidaban y como entre ellas, iban solucionando sus problemas amorosos y compartiendo sus secretos. 

Por lo tanto, mientras mis compañeros hablaban de las series de fútbol o de los famosos Power Ranger, yo solo podía opinar acerca del último capitulo en el grupo de las niñas. 

Cuando cumplí los tres años de edad mis padres me llevaron por primera vez al cine a ver una película de dibujos animados que contaba la historia de unos dinosaurios que hablaban. Pero al parecer era tan inquieto que cuando se apagaron las luces de la sala y se iluminaron las escaleras con esas luces tan llamativas, empecé a correr de arriba a abajo sin parar hasta que mi padre me llevó afuera de la sala. 

Pasaron los años y mi trato con los medios fue evolucionando. En el 1997 llegó el primer ordenador al salón de mi casa y empezó, lo que hasta hoy en día, junto con la televisión, forma parte de mi gran consumo mediático. Uso el ordenador gran parte del día tanto para socializar en las redes sociales, ver películas y para informarme. Me gusta leer los periódicos y compartir los artículos que me llaman la atención en mi cuenta de Twitter. Por otro lado, soy redactor para un blog online de fútbol de forma remunerada. 

Con respecto a mi actividad en las redes sociales, uso de forma continua mi cuenta de Twitter para compartir artículos y para hacer gran crítica a la manipulación de la información que sufre España por parte de los medios de comunicación.

Martín Pedro Polonsky